Dentro de la gran variedad de aplicaciones que tienen los drones, el sector de la viticultura es uno de los que se pueden ver más beneficiados. Tradicionalmente, el control de las tierras utilizadas para viñedos se convierte en una tarea algo laboriosa. Sin embargo, el uso de drones agiliza el trabajo de control y reconocimiento.
Si tenemos en cuenta que el mercado del vino es muy competitivo, hay que buscar alternativas para distanciarse de la competencia y ofrecer un valor diferente para distinguirse y captar la atención del cliente potencial. Para ello, los encargados de los viñedos pueden ofrecer imágenes de todos los procesos que sigue el vino, desde que se planta la vid hasta que se sirve en una copa. De esta manera, los drones no solo sirven para tareas de logística, sino que también contribuyen al branding de las bodegas.


¿Por qué utilizar drones en la viticultura?
Indudablemente, mostrar las peculiaridades del proceso de elaboración del vino puede ser un plus tanto para la captación de nuevos clientes como para la fidelización de los ya existentes. En los tiempos que corren, una buena imagen corporativa se basa en el componente visual. Por ello, más allá de crear un logotipo llamativo o carteles publicitarios impactantes, es más útil ofrecer imágenes aéreas de los viñedos y de cómo los trabajadores miman la uva desde el principio hasta el final.
Este enfoque original y moderno es muy importante para aquellas marcas que quieren justificar de alguna manera unos precios más altos de sus productos. Además, el hecho de compartir ese proceso con los clientes aumenta el sentimiento de pertenencia y la experiencia de degustación del vino es más intensa si se comprenden las fases que ha pasado desde la vid hasta el paladar. No subestimes el poder de una buena combinación entre drones y uvas de calidad.
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